JORGE MANRIQUE, A TRAVÉS DEL TIEMPO: Estudio y Antología
Autor: José Manuel Ortega Cezar
Editorial: Junta de Comunidades de Castilla - La Mancha
ISBN: 978-847788-452-1
Paginas: 381
(Se puede encontrar en la Casa del Libro)
LA ISLA
Autor: Giani Stuparich
Editorial: Minúscula
Traducción: J. A. González Sainz
ISBN: 978-84-95587-39-8
Paginas:119
LIBROS ENTRELAZADOS POR EL AMOR Y LA MUERTE
Me he encontrado las últimas semanas en un juego extraño: casualidad, azar, no se que puede ser. Las dos obras que traigo, leídas una detrás de la otra, alternadas, intercaladas me han causado un profundo impacto:
La primera es la obra de un amigo, ahora más amigo, más humano, más cercano. Vuelvo a no saber, solo a sentirme en el desconcierto y la perplejidad, ¡que paradoja!, no sabia de su afán escritor. Es una paradoja, que con la lucha por mantener buenos amigos, por hablar de los amigos, por estar con ellos, disfrutarlos, lees un libro escrito por ellos y descubres que son otros, cercanos, si, pero gratamente desconocidos. Yo, también debo ser igual de desconocido.
José Manuel Ortega Cezar, humanista, ingeniero de minas, petrolero, amador y amigo de sus amigos, es manchego y manriqueño .
En su casa de Santa María del Campo Rus, dice la leyenda, que murió Jorge Manrique el caballero - poeta, rodeado de sus fieles y de sus amigos. Hasta su enemigo, el Marques de Villena, le mando su medico para interesarse y ayudar a sanar las heridas del poeta.
José Manuel, en su infancia, se imaginó caballero luchando a espadazos en las eras cercanas al río, con imaginarios enemigos y conquistando cien reinos para mayor gloria. Pero no hay duda que entre escapada y espadazo bebió del agua del aljibe, la misma que ayudó al poeta a bien morir, y se le llenó el alma de poesía y de sabiduría.
Hoy posee una de las bibliotecas manriqueñas más nutridas y mejor documentadas del mundo.
En esta obra sencillamente hermosa, nos toma de la mano y nos lleva a pasear por los versos y los rincones del alma del poeta. Nos sitúa en su tiempo, en la cultura que Jorge Manrique vivió en Toledo, de las manos de su tío Gómez Manrique y del Obispo de Toledo, después su enemigo.
Nos cuenta de su continuo batallar por La Mancha, que era la frontera, nos hace testigos de la guerra civil entre partidarios de Isabel la Católica y de la Beltraneja, que era defendida por el rey de Portugal y el Marques de Villena.
José Manuel, maestre manriqueño, nos cuenta también: como y donde, se escribieron, quien glosó las mismas, la influencia de estas en la literatura mundial: en la literatura española, hispanoamericana, anglosajona, con una soberbia y escogida antología poética, documentando dicha influencia.
En la pagina 207 , el autor, hace gala de su humor, que es mucho, y referencia las parodias que autores como Cela o Blas de Otero, hacen, utilizando las Coplas, como fuente de inspiración.
Libro muy ameno y bien editado, y que se termina con las Coplas completas puesto que se añaden dos encontradas posteriormente a la muerte del poeta.
Libro fuente, libro de referencia, que el autor va a completar con otra obra, donde comentará su biblioteca manriqueña.
El otro libro, La isla, es una joya de la literatura, apenas cien paginas donde el último de la legendaria "Generación triestina", hace en este relato, de la búsqueda de la mirada perdida entre un padre y un hijo, que viajan para visitar su isla, Istria, en el Adriático, una semblanza de los sentimientos de un hijo que sabe que su padre se muere y de los sentimientos de un padre que quiere disfrutar de su hijo en las últimas olas de su vida.
El postfacio es de Claudio Magris conocedor profundo de esta Triste intelectual, literaria y soñadora.
Giani Stuparich (Trieste 1891-Roma 1961), de madre triestina, de origen judío, y padre istriano, perseguido por judío y colaborador en periódicos y revistas, es en el relato corto y autobiográfico donde se encuentra su mejor producción.
Trieste, a finales del siglo XIX y principios del XX, es el gran puerto adriático del imperio austrohungaro y a la bonanza del puerto, acudieron gentes de todo Europa, era una mezcla de culturas que hizo prosperar a una generación de intelectuales, como Italo Svevo, Umberto Saba, Scipio Slataper, Carlo Stuparich ( hermano del autor) de los cuales Stuparich es heredero, por que la Primera Guerra Mundial se los lleva o la turbulencia del tiempo vivido, los desespera hasta el suicidio, quedando Giani Stuparich que escribe, enseña y prosigue con la dura tarea de decir aquello que sus amigos y maestros estaban contando sobre el final del siglo, para las generaciones futuras.
El mar, la luz, los olores salinos, el calor, la dignidad y la muerte se enlazan en las miradas, las esperas y los dulces recuerdos de un hijo, de su niñez, orgulloso de su padre.
El amor y la muerte acompaña a ambos personajes por las veredas que conducen a un paisaje lleno de mar y de luz, esta luz que los despierta de sus olvidos haciéndolos encontrarse y aceptando el destino.
Saber lo que pierdes, cuando pierdes a un dios, admirado, querido y que has pretendido olvidar por que no aceptas que los dioses han de morir, es morir también.
En La isla, se percibe la textura de los sentimientos, metáforas que nos hacen acercarnos a las miradas y a las palabras con el ritmo de la respiración vigorosa o entrecortada, vemos la "luz despiadada" que poco a poco les abre los ojos a los protagonistas.
No se si el autor de La Isla hubo leído Las Coplas pero no me cabe duda que este, cuando narra como el hijo ve a su padre con el " orgullo de un ser superior a las vicisitudes, más fuerte que su destino" esta haciendo prosa la copla XXV "Aquel de buenos abrigos, amado por virtuoso de la gente, el maestre don Rodrigo Manrrique, tan famoso, tan valiente .......".
Ambos autores, Manrique y Stuparich, son testigos directos de dos épocas que se acaban, Manrique, percibe que ya no será señor de su vida, de su hacienda y de su dignidad como protagonista en la frontera, la política de los reyes, que ha defendido, ha acabado con la vida caballeresca y lo encamina a la edad Moderna, dejando atrás los torneos y la gloria ganada por la punta de su espada y el lamento de su pluma. Stuparich, es emocionado heredero de los hombres que soñaban también con gloria y la eternidad, los que fueron cantando a la Gran Guerra y se encontraron con hediondas trincheras y la mortífera artillería. Suerte que tenemos amigos que nos los devuelven, editados para nuestro disfrute.
Autor: José Manuel Ortega Cezar
Editorial: Junta de Comunidades de Castilla - La Mancha
ISBN: 978-847788-452-1
Paginas: 381
(Se puede encontrar en la Casa del Libro)
LA ISLA
Autor: Giani Stuparich
Editorial: Minúscula
Traducción: J. A. González Sainz
ISBN: 978-84-95587-39-8
Paginas:119
LIBROS ENTRELAZADOS POR EL AMOR Y LA MUERTE
Me he encontrado las últimas semanas en un juego extraño: casualidad, azar, no se que puede ser. Las dos obras que traigo, leídas una detrás de la otra, alternadas, intercaladas me han causado un profundo impacto:
La primera es la obra de un amigo, ahora más amigo, más humano, más cercano. Vuelvo a no saber, solo a sentirme en el desconcierto y la perplejidad, ¡que paradoja!, no sabia de su afán escritor. Es una paradoja, que con la lucha por mantener buenos amigos, por hablar de los amigos, por estar con ellos, disfrutarlos, lees un libro escrito por ellos y descubres que son otros, cercanos, si, pero gratamente desconocidos. Yo, también debo ser igual de desconocido.
José Manuel Ortega Cezar, humanista, ingeniero de minas, petrolero, amador y amigo de sus amigos, es manchego y manriqueño .
En su casa de Santa María del Campo Rus, dice la leyenda, que murió Jorge Manrique el caballero - poeta, rodeado de sus fieles y de sus amigos. Hasta su enemigo, el Marques de Villena, le mando su medico para interesarse y ayudar a sanar las heridas del poeta.
José Manuel, en su infancia, se imaginó caballero luchando a espadazos en las eras cercanas al río, con imaginarios enemigos y conquistando cien reinos para mayor gloria. Pero no hay duda que entre escapada y espadazo bebió del agua del aljibe, la misma que ayudó al poeta a bien morir, y se le llenó el alma de poesía y de sabiduría.
Hoy posee una de las bibliotecas manriqueñas más nutridas y mejor documentadas del mundo.
En esta obra sencillamente hermosa, nos toma de la mano y nos lleva a pasear por los versos y los rincones del alma del poeta. Nos sitúa en su tiempo, en la cultura que Jorge Manrique vivió en Toledo, de las manos de su tío Gómez Manrique y del Obispo de Toledo, después su enemigo.
Nos cuenta de su continuo batallar por La Mancha, que era la frontera, nos hace testigos de la guerra civil entre partidarios de Isabel la Católica y de la Beltraneja, que era defendida por el rey de Portugal y el Marques de Villena.
José Manuel, maestre manriqueño, nos cuenta también: como y donde, se escribieron, quien glosó las mismas, la influencia de estas en la literatura mundial: en la literatura española, hispanoamericana, anglosajona, con una soberbia y escogida antología poética, documentando dicha influencia.
En la pagina 207 , el autor, hace gala de su humor, que es mucho, y referencia las parodias que autores como Cela o Blas de Otero, hacen, utilizando las Coplas, como fuente de inspiración.
Libro muy ameno y bien editado, y que se termina con las Coplas completas puesto que se añaden dos encontradas posteriormente a la muerte del poeta.
Libro fuente, libro de referencia, que el autor va a completar con otra obra, donde comentará su biblioteca manriqueña.
El otro libro, La isla, es una joya de la literatura, apenas cien paginas donde el último de la legendaria "Generación triestina", hace en este relato, de la búsqueda de la mirada perdida entre un padre y un hijo, que viajan para visitar su isla, Istria, en el Adriático, una semblanza de los sentimientos de un hijo que sabe que su padre se muere y de los sentimientos de un padre que quiere disfrutar de su hijo en las últimas olas de su vida.
El postfacio es de Claudio Magris conocedor profundo de esta Triste intelectual, literaria y soñadora.
Giani Stuparich (Trieste 1891-Roma 1961), de madre triestina, de origen judío, y padre istriano, perseguido por judío y colaborador en periódicos y revistas, es en el relato corto y autobiográfico donde se encuentra su mejor producción.
Trieste, a finales del siglo XIX y principios del XX, es el gran puerto adriático del imperio austrohungaro y a la bonanza del puerto, acudieron gentes de todo Europa, era una mezcla de culturas que hizo prosperar a una generación de intelectuales, como Italo Svevo, Umberto Saba, Scipio Slataper, Carlo Stuparich ( hermano del autor) de los cuales Stuparich es heredero, por que la Primera Guerra Mundial se los lleva o la turbulencia del tiempo vivido, los desespera hasta el suicidio, quedando Giani Stuparich que escribe, enseña y prosigue con la dura tarea de decir aquello que sus amigos y maestros estaban contando sobre el final del siglo, para las generaciones futuras.
El mar, la luz, los olores salinos, el calor, la dignidad y la muerte se enlazan en las miradas, las esperas y los dulces recuerdos de un hijo, de su niñez, orgulloso de su padre.
El amor y la muerte acompaña a ambos personajes por las veredas que conducen a un paisaje lleno de mar y de luz, esta luz que los despierta de sus olvidos haciéndolos encontrarse y aceptando el destino.
Saber lo que pierdes, cuando pierdes a un dios, admirado, querido y que has pretendido olvidar por que no aceptas que los dioses han de morir, es morir también.
En La isla, se percibe la textura de los sentimientos, metáforas que nos hacen acercarnos a las miradas y a las palabras con el ritmo de la respiración vigorosa o entrecortada, vemos la "luz despiadada" que poco a poco les abre los ojos a los protagonistas.
No se si el autor de La Isla hubo leído Las Coplas pero no me cabe duda que este, cuando narra como el hijo ve a su padre con el " orgullo de un ser superior a las vicisitudes, más fuerte que su destino" esta haciendo prosa la copla XXV "Aquel de buenos abrigos, amado por virtuoso de la gente, el maestre don Rodrigo Manrrique, tan famoso, tan valiente .......".
Ambos autores, Manrique y Stuparich, son testigos directos de dos épocas que se acaban, Manrique, percibe que ya no será señor de su vida, de su hacienda y de su dignidad como protagonista en la frontera, la política de los reyes, que ha defendido, ha acabado con la vida caballeresca y lo encamina a la edad Moderna, dejando atrás los torneos y la gloria ganada por la punta de su espada y el lamento de su pluma. Stuparich, es emocionado heredero de los hombres que soñaban también con gloria y la eternidad, los que fueron cantando a la Gran Guerra y se encontraron con hediondas trincheras y la mortífera artillería. Suerte que tenemos amigos que nos los devuelven, editados para nuestro disfrute.
Dos libros llenos, completos y una historia eterna, escrita para releer y emocionarse.
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