martes, septiembre 03, 2013

SALIENDO DE LA ESTACIÓN DE ATOCHA









• Editorial: MONDADORI

• ISBN: 9788439726708

• Nº de páginas: 208 págs.




“Justo cuando pensé que no había espacio bastante

para otro pensamiento en mi cabeza, tuve esta idea estupenda–

llámalo una filosofía de vida, si te parece. En síntesis,

implicaba vivir como viven los filósofos,

según ciertos principios. Ok, ¿pero cuáles?”

Esto resultó lo más difícil, me doy cuenta, pero tenía

cierto tipo de oscura presciencia de lo que sería.

Todo, desde comer melón, o ir al baño,

o quedarse parado en una plataforma del subte, perdido en pensamiento

unos minutos, o preocupándose por las selvas,

estaría afectado, o más precisamente, modulado

por mi nueva actitud……”



Este es un fragmento del poema “Mi filosofía de vida” de John Ashbery poeta de referencia de Ben Lerner autor de esta novela que comento y del protagonista del la novela Adam Gordon, ambos poetas y becados en Madrid para hacer un trabajo sobre “la memoria de la Guerra Civil española en la poesía contemporánea” y que su estancia les coincide con los atentados del 11M en Madrid.
Ben Lerner (Topeka, Kansas EEUU 1979), había editado tres libros de poemas y esta es su primera novela y por la que recibe elogios esplendidos y premios como “The Believer Book Award 2011” (Believer es una prestigiosa revista de literatura)
La novela es divertida, desenfadada, a veces pesada, y las más, trasgresora por una burla constante hacia el propio protagonista y todo y todos los que le rodean.
Comienza contándonos un esplendido paseo par el Prado y revelándonos los sentimientos que nos acompañan ante los cuadros y la impresión de ceremonial que nos rodea y que sin darnos cuenta seguimos todos los visitantes como si tuviéramos un guión que compráramos al entrar.
El autor, en su buhardilla de la plaza de Santa Ana, vigila la vida que le pasa alrededor sin querer ser protagonista, solo contándonos que piensa al observar a los demás y a sí mismo como si fuera uno más. Permanece en vigilia, no se quiere perder nada y con el consumo continuo o exagerado de estupefacientes, tabaco, alcohol y tranquilizantes, este disparate de vida es acompañada de un monologo, casi permanente, con una sobre conciencia que es un “yo” alternativo con el que dialoga, reflexiona y discute algunas veces puras incoherencias.
Uno de sus otros “yo” necesita las chicas, y utiliza las mentiras y las falsas actitudes para estar de acorde con el ambiente donde está o con la mujer con que se encuentra. En esos momentos surgen los diálogos más divertidos y exagerados mezclados con las otras reflexiones más profundas donde la conversación real se cruza con los pensamientos personales sobre los deseos de ser querido y creído.
Es una novela que me ha gustado mucho por divertida y refrescante por sus paradojas.

Como ejemplo:

Por qué pensaba, por qué pensaban todos que morir en un ataque terrorista estaba más ligado a lo lógica inexorable de la historia que morir en un accidente de tráfico o de cáncer de pulmón, no lo sabía. Le dije a Teresa que derivaba de nuestro empobrecido sentido de la política, que no podíamos pensar en el coche o el cigarrillo como si fuera Titadine porque ello nos obligaría a enfrentarnos a nuestro modelo económico”

No tengo remedio, me voy de vacaciones y me vengo con cuatro kilos sobre el peso con que las inicié, la culpa los magníficos menús del Valle del Cauca, sancochos, sopa de arracacha, chicharrones, carne sudada, carne molida, arroz con coco, frijoles bien calados y un sinfín de melodías culinarias pero salpicados de buen vino del fin del mundo, paellas, tortillas españolas, jamón y lomo embuchado que eran una maravilla en sí mismos y más contemplando el rio Cauca rodar rápido y lleno, entre piñones, samanes, acacias y las verdes faldas de los Farallones, buscando ansioso los brazos del rio Magdalena para que lo vierta, cuidadoso, en el infinito azul del mar Caribe.

No desesperen el próximo les cuento la receta con la que podrán saborear ese Caribe al que quiere llegar el rio Cauca aromatizado de naranjas.