jueves, noviembre 26, 2009

El amigo del desierto



El desierto es lugar de destino, el silencio y la soledad contagian a los urbanitas en su deseo de pureza.
La novela nos hace caminar por la vida de una persona que se necesita para él solo, y su vida, interrumpida por mil voces, se rompe para recomponerse enfrente de la magnitud de la soledad y el silencio.
Pablo d’Ors ( Madrid 1963) especialista en literatura centro - europea y doctorado en Teología, se ha consolidado como finalista del Premio Herralde de Novela, con “Las ideas puras”. Uno de los premios cantera de la literatura española, del que me nutro habitualmente, buscando sorpresas.
Admirable relato de Pavel que narra su experiencia vital, que le lleva desde una ciudad centro europea al desierto sin fecha de retorno. Es la historia personal de la búsqueda de un ser humano que necesita desligarse del ritmo en que vive y que le oculta su propio ser.
El contacto con los buscadores del desierto “Los amigos del desierto” su difícil relación con lo deseado en un primer encuentro, la crudeza, la dificultad para entender que está pasando y que le está pasando tejen una novela bellísima y llena de sorpresas.
Cada viaje al desierto, supone un descubrimiento personal, un rechazo y un esperanza, que cuando lo devuelve a su vida habitual le hacen desear más fuerte la vuelta a la búsqueda del infinito.
Pablo d’Ors traza una literatura que va desnudando texto con sencillez, conforme avanza el relato parejo a las secuencias que produce el desierto en el interior del protagonista. Adorna en las últimas páginas con dibujos, imágenes que está inundando el interior de Pavel, el narrador : “ El viento ha soplado esta noche de tal modo que en la arena han aparecido espléndidos dibujos que, inconsciente de su potencia creadora, esa misma arena ha borrado para transformar enseguida en otros aún más fugaces y hermosos”
La sorpresa y la reflexión ante lo infinito y lo efímero, clave de la respuesta del ser humano ante el desierto, que nos deja descubrir solo una parte de sí mismo.
Una buena novela, que se puede leer en una tarde con un buen ron.
Los sucesos literarios son variados, a muerto Ayala, hombre lúcido donde los haya , que supero con gallardía y dignidad, el trote de premios y homenajes con que lo bien trataron, quizás hubiera durado unos años más si lo hubieran dejado en paz. También se ha ido José Luis Lopez Vázquez, cómico que me ha acompañado toda mi vida y que siempre dio semblanza de ser un tipo honesto personalmente, y definitivamente le han dado el premio Nacional a Sanchez Ferlosio que lo tiene merecido y que espero que no lo maten de homenajes.
Estoy releyendo Ulises de Joyce, por que cuando lo hice la vez anterior, con la prisa por presumir que lo había leído entero, me debí saltar hasta el final, por qué no lo reconozco.
Las relecturas son un ejercicio fantástico y me gustaría recomendar una que me ha sido muy querida por que se transformó en una de las obras de teatro que con las que más disfrute Misericordia de Benito Perez Galdós, que dirigió Jose Luis Alonso por adaptación de Alfredo Mañas en el Maria Guerrero, donde Mª Fernanda d‘Ocon representó una Benina sublime.
Bebamos, comamos y disfrutemos de la compañía sin piedad.

viernes, noviembre 06, 2009

RESPUESTA A DON LOPE EL PARDO

La reunión a que se refiere el autor en su relato se confunde en lugares, nombres y otros Rulfos , debe de ser cosa de la edad. La reunión fue en el interior de la taberna el Rosell en la mesa pareja con la cuba de barro un martes del mes octubre de 2008
Y aunque no lo mencione directamente, quiero dejar claro que la pura realidad era que la formaban ilustres y viejos revolucionarios que su vocación por cambiar la visión de la vida les llevo del fracaso de ser protagonistas a figurantes de tertulia tabernaria.
Si, cierto, allí estaba el nacionalista catalán Mosén Ignasi pero no apolillado realmente Escargot – que fue un nombre adoptado ya en democracia - sino Orondo Septejugesmengen pero más conocido en los ambientes por el “Dinamitero”.
Felipe Gallego , nunca crítico literario sino escudero de Sancho, que procura sobrevivir a la necedad que lo asalta. Este individuo es pura comparsa su única misión es estar atento para adelantarse, raudo y veloz[i] , y conseguir antes que los otros comensales, atrapar los trozos de bonito de la ensalada llamada eufemísticamente Madrileña . El combate de tenedores es tal que las honorables lechugas, los insípidos tomates , la blanquecina cebolla y las estúpidas aceitunas, bailaban girando hasta desbordarse fuera de la cazuela llamada Pirex, y extenderse por el frio mármol negro de la mesa, rebotando su apetecible esencia en alguna corbata o camisa.
Corre el rumor por las calles aledañas a la taberna, que otro de los componentes del contubernio, Manolo 54€, le puso este nombre para dañar al nacionalista, y, debe ser cierto, puesto que, cuando se pide dicha maraña verdulera, el susodicho, da un respingo.
El autor habló horas y minutos del “Mecanismo”, teorizó sobre las infinitas formas de la participación del lector en la lectura ,entre tanto, el dinamitero apostillaba la tremenda diatriba con frases tales como “En Cataluña los niños aprenden catalán antes que a mamar” o “En Cataluña no hay mecanismos gratuitos todo se cobra”, también “ En catalán no se dice mecanismo así , se dice ingeniería para dirigir al lector hacia la compra masiva de libros”. Cada vez que amorcillaba el dinamitero[ii] el autor daba un suspiro prolongado y le servía mas vino[iii], con el fin de dormirlo, pero ni por esas trasegaba como una legión.
Otro de los del contubernio es un personaje que el autor no menciona por pudor , no le dieron nombre al nacer y lo llaman “Antonio ya te digo”, pero tuvo otros muchos nombres “el neandertal” o “el pobre indiecito” y todos ellos apadrinados por Manolo 54€ que es un personaje central de esta historia. No tiene límites, te ofrece conversación y media sonrisa pero siempre son 54€ cuando acaba de dar su discurso. Tiene una peculiaridad, cuando levanta la ceja sabes que pueden llegar a ser 58€ o más y te está dando su mejor opinión.
Sin duda mi ilustre amigo se olvidó que Monterroso no hacia mecanismos sino cuentos corticos, porque le daba mucha pereza escribir más y nos engaño a todos con decir aquello de “la participación del lector”.
Habrá que levantar acta de las reuniones tabernarias, puesto que la historia no puede quedarse sin los hermosos discursos del Autor , las morcillas del Dinamitero, las luchas soterradas por la pizca de berenjena del escudero, las alabanzas ciegas del morapio abierto por Manolo54€ y los garabateos de “Antonio ya te digo” escribiendo ”berenjenas” en su libretica.
[i] Cuentan que tamaña destreza la consiguió en el norte de África , donde hizo el servicio militar,
[ii] El dinamitero, había nacido en Córdoba, y recriado en Madrid es decir que de Cataluña los veranos y alguna visita para enterrar algún pariente.
[iii] Vino que se bebe con profusión dejando la elección a Manolo54€ que no descansa hasta colarnos algún Manchego con “criado en barrica de roble francés con unos tonos color vino y un sabor a vino maravilloso.........”

MECANISMO Por el Ilustre autor Don Lope el Pardo

Nota del blogero: Esta aportación la hace el ilustre ciudadano Don Lope el Pardo como respuesta a un reto sobre un original transfigurado que el blogero le lanzó para conocer su alcance de conocimientos literarios. El cuento era El Eclipse de Monterroso

Alianza Cien es el titulo general de una colección de cien volúmenes publicados por Alianza Editorial, sobre el año 1996, en los que se recogen “…las mejores obras de la literatura y el pensamiento universales en condiciones óptimas de calidad y precio…” como pregonaba el citado editorial (los volúmenes se vendían a 100 pesetas).
Comenzaba la colección con Miguel Delibes –La mortaja- y en el número 66, flanqueado por Antonio Machado y Franz Kafka aparecía Augusto Monterroso con un volumen titulado: “El eclipse y otros cuentos”.
Al leer el cuento “El eclipse”, en el que Monterroso nos relata los últimos momento de la vida de fray Bartolomé Arrazola, encuentro lo siguiente: “Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y espero confiado, no sin cierto desdén”.
Y ese “consejo” como ejemplo de información que te da el autor, pero que no explicita su contenido, dejándote en la duda -¿Qué se dirían los indígenas en su consejo?- y favoreciendo la imaginación del lector, me pareció un mecanismo literario muy interesante y que después he declarado públicamente como una de mis influencias.
Pero he aquí que un día de mayo de 2002, en unas bodegas de Madrid, el crítico Felipe Gallego, con el político nacionalista Ignasi Escargot sentado sonriente entre él y yo, me pregunto a quemarropa que como era posible que yo hubiera declarado en público semejante barbaridad –la de aquella influencia- siendo un mecanismo que ignora y desprecia al lector.
Confieso que en ese momento, bajo los ardientes rayos del sol madrileño que daban directamente sobre mí en la terraza en que nos encontramos me sentí como el personaje de Rulfo que aparece en su cuento ¡Diles que no me maten!, y les respondí, engoladamente, que yo utilizaba ese mecanismo con personajes planos y con la intención de poner de manifiesto su incapacidad de comunicación.
-Ah, bueno, así sí- concedió Gallego, y yo prometí que revisaría escrupulosamente la utilización del citado mecanismo.
Pero yo, ahora, pienso y declaro en voz alta, que hay cosas que no son necesarias contar y que es precisamente, el considerar que el lector no tiene capacidad para comprender determinada situaciones, lo que me parece que es un desprecio hacia él. El pequeño consejo de Monterroso en el que participa el lector: mucho mejor.[i]


[i] Ejercicio basado en un cuento de Agusto Mosterroso. Espero que me perdone. ¿Qué cuento?