No tengo buena opinión de los dirigentes venezolanos anteriores al presidente Hugo Chavez, pero es muy triste que un pueblo lleno de sabiduría como el venezolano, tenga a esta persona para que los represente.
Es alabado por Fidel, el admirado revolucionario de los años 60, que nos hizo pensar que la utopía era posible y nos defraudó engañándonos con la permanente cantinela del embargo y dejando que el pueblo cubano siga dependiendo del poder, debió de aprenderlo en las haciendas de su padre, donde se crió.
La dependencia del poder o el apadrinamiento permanente, es un manejo que se supone necesario para que nadie tenga opinión, ni libertad individual en aras de ese ser colectivo que es el gran beneficiado de las lágrimas del líder.
En aquellos años cegados por la ilusión y la esperanza caminamos contra los fascismos patrios y los imperios capitalistas, externos. La maldad venia de la desigualdad social y económica, promovida por el fascismo y el capital. Y su erradicación justificaba (durante un tiempo de sacrificio) la dictadura de unos lideres y su burocracia para llegar al paraíso.
La misma simbología nos la vendía la iglesia de entonces, esta vida es solo un valle de lágrimas que debemos cruzar para llegar al paraíso posmorten. Y entramos en la utopía marxista convencidos éticamente, que la dictadura y el sacrificio por conseguir el bien colectivo era un valle necesario, si queríamos conseguir el paraíso colectivo en la tierra.
Chavez, el bolivariano, de nuevo promete el paraíso a los venezolanos y con ello consigue no tener limite de mandato, otro dictador que llega por las urnas, al poder sin limites.
Tenemos a Chavez saludando a su pueblo en el balcón, con el apadrinamiento conseguido, y con su nieto en brazos ¿ Nos estaba presentando al heredero de nuevo reino republicano?
Por otra parte, no se por que miro al Caribe, si en Andalucía, otro Chaves lleva 25 años y sigue siendo, esta región, la última en todos los estándares económicos y de educación de España.
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