miércoles, octubre 21, 2009

NELSON MANDELA el hombre que soñó un país


Autor: John Carlin
Traductor: Maria Luisa Rodriguez Tapia
Editorial: Seix Barral
Edición: 2009ISBN:978-84-322-0910-9
Paginas:330
John Carlin es un maestro y ha tenido la inteligencia de contarnos en 330 páginas cuales fueron las claves de la llegada al poder y como lo ejerció durante sus primeros años, uno de los hombres más importantes para la gobernanza del mundo : NELSON MANDELA.

Mandela es un ejemplo que se debería estudiar en las escuelas con otros grandes personajes históricos que ayudaron a transformar el mundo.

En este libro documento nos cuenta cómo nace ese mito, y nos participa en la creación del mito, por lo que tiene algunas aristas limadas, presentándonos un Mandela casi redondo.
La construcción de esta historia conlleva, además del esfuerzo literario por contar los hechos, el esfuerzo de no dejarse desbordar por la épica, aunque los acontecimientos lo pidan. Contar la actividad vital y política de un hombre negro en Sudáfrica, prisionero durante una generación por sus ideas, a partir de cuando sale de la cárcel para dirigir un país hecho de mil países y de tradición racista, y además, medio mundo pendiente de sus decisiones, sin gritar de emoción, es ejemplo de buen periodista.
Sin revueltas, sin matanzas, solo con diálogo, ejemplo y una magnífica ingeniería política de precisión, Mandela lo logra.
Carlin, lo ha realizado desde un conocimiento profundo del país, Sudáfrica, un país que igual que tenía dos puertas diferentes para que entraran y salieran blancos y negros tenía un deporte para blancos y otros para negros. El rugby era el símbolo de la fuerza y la supremacía blanca y por lo que nos cuenta, no interesaba a ese resto de población que apenas existía para servir a la otra.
El retrato de Nelson Mandela y sus pasos para llegar al partido final es muy poderoso y fascinante, el periodista nos relata el partido desde ese periodismo deportivo tradicional el que nos mete en ambiente con los prolegómenos : la historia , el tiempo, las disputas previas, el aforo, los cánticos iniciales, las caras de los protagonistas y definitivamente su tensión.
Sudáfrica estaba jugando este partido desde su fundación como país, pero no encontraban a su capitán, hasta que una minoría blanca sin miedo y un minoría negra también sin miedo decidió elegir a Nelson Mandela.
Como dice Carlin(en la página 31), este partido, Mandela, lo empezó a jugar desde su tiempos de afiliación al CNA ( Congreso Nacional Africano) en los años 40 ."No se había dado cuenta hasta entonces, pero toda su vida había estado preparándose para ese momento" .
Los sitúo, Carlin conoce Sudáfrica profundamente y quiere escribir un libro con y sobre Mandela y toma como excusa, dada su pasión por el deporte, el partido entre la selección sudafricana " Los Springbocks" y la selección neozelandesa los temibles "All Blacks" en la final del Mundial 1995. El partido se jugó en el estadio de Ellis Park en Johanesburgo el 24 de junio de 1995. Es un partido especial, porque era la final entre la selección de Sudáfrica ( deporte de los blancos) contra la mejor selección de rugby del mundo y que en palabras de Pienaar el capitán sudafricano de 10 enfrentamientos 9 los ganarían los All Blacks.
El seductor Mandela sabia que este partido era esencial para su estrategia política: unir a los mil países sudafricanos en uno solo bajo la bandera de un deporte de blancos y un himno de negros y con un presidente negro que había estado recluido por sus ideas y lucha en contra del apartheid, desde 1962.
La emoción de contar una vida llena de ataques y contraataques como si fuera un partido es un acierto, la profusión de jugadores y de lances del juego en esta historia, es formidable. No olvidemos que Mandela nació el 18 de julio de 1918 y entró en la cárcel en 1962 hasta que el 11 de febrero 1990 sale de la cárcel, con 72 años, convertido de facto en el hombre que presidiría la reconciliación de Sudáfrica.
El presidente Mandela aparece, en un estadio lleno a rebosar y en millones de miradas, blancas y negras a través de televisión, con un público blanco emocionado por llegar en casa a una final, y posiblemente la mayoría de los negros pendientes de aplaudir a los neozelandeses. Con una gorra y una camiseta de los SpringBocks sudafricanos, algo insólito por valiente y arriesgado para todo el mundo que presenciaba el acontecimiento. Verlo pisar la hierba, saludar, vestido con los colores de su equipo, es escribir la historia de su país con emoción y riesgo y John Carlin consigue trasmitirlo con un relato, cercano, documentado y lleno de imágenes al viejo estilo , un placer.
Es lo que todo apasionado lector deportivo puede pedir de una final, ver el partido con los ojos de su delantero favorito o mejor con los del mejor medio melé que ha tenido el rugby mundial.
La preparación del partido, los calentamientos, el inicio y después, cada jugada de estrategia o cada ensayo a favor y en contra, narrado con pasión y detalles. Viendo como un formidable capitán Mandela, iba leyendo el partido de la historia, en cada avance a hacia palos como va colocando a sus jugadores y como desmontaba las estrategias del contrario.
Nos queda una pregunta, ¿Este formidable hombre como consigue llegar a ganar el partido de su vida, sin morir en el intento?¿Cuales son los secretos de Nelson Mandela para conseguir su obra?, Carlin nos lo refiere: la disciplina personal convertida en rutina , su formidable inteligencia política y su capacidad de seducción.

Lo repito, magnífico libro que desde la emoción nos lleva a saber quiénes son Mandela y Sudáfrica.

Sudáfrica, es el país anfitrión del mundial de futbol 2010, ya estuvimos en verano viendo jugar a nuestra selección en ese país.
Sudáfrica es el ejemplo para África Subsahariana, piensen lo que fue para España el Mundial de 1982 (hacia 7 años que había muerto el dictador). A partir del Mundial’82 fuimos reconocidos como país.

1 comentario:

  1. Recomiendo este libro, el que tenga la oportunida de leer se dara cuenta de la gran persona que es Nelson Mandela, para mi es una de las personas que mas admiro por su paciencia y dedicación y su habilidad de perdonar.

    ResponderEliminar

Gracias por opinar y procurar mostrar tu opinión sin ofender