Me han fascinando negativamente, desde siempre, los envoltorios y los disfraces de los clérigos de las distintas religiones.
Me han llamado la atención, los símbolos de "su poder", los colores, los báculos, las sillas/tronos, no demando la desnudez o la vulgaridad en los representantes de las religiones, por que solicito para ellos la misma libertad de expresión y pensamiento que para mi. Lo que me aturde intelectualmente es la necesidad que tienen algunos de estos representadores de imponernos a los creyentes, sus signos, sus ropajes, sus formas.
Hasta aquí perfecto, una persona elige estar en el ámbito de un credo, aceptando: los códigos, todos los signos externos y todas las parafernalias del mismo o negarse y discutir, como yo, que ciertas formas sean o no las correctas y que la sencillez y la discreción deberían ser los signos predominantes en las formas de expresión externa de los representantes del credo, al que estoy afiliado.
Pero me ofende, que un representante de la religión que predomina en nuestro país, nos considere "una sociedad enferma" por que se retiren los crucifijos de un colegio publico. ¡Que lejos de la sociedad está el arzobispo!
Considero que deberían ser ellos los que pidieran que se hiciera la retirada de todos estos signos y otras manifestaciones del ámbito publico - común a todos los ciudadanos, que están expuestos por ritos y preferencias antiguas.
Mi cultura es cristiana y la defiendo y comparto con el judío Einstein que "el cristianismo es capaz de curar a la humanidad de todos sus males sociales" pero añadía, siempre que se le retiren los ropajes que lo cubren.
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