jueves, diciembre 04, 2008

Dos pequeñas novelas, para saborear el calor dormido



Dos novelas prestadas por AV necesidad de belleza y espiritualidad. La literatura contemporánea japonesa es su preferida, y desde luego, no cabe duda que sabe elegir.

Seda, ya la había leído, pero ha sido un reencuentro muy satisfactorio y cuando la inicié no me acordaba de ella, pero pasadas las primeras diez paginas, me produjo ese sabor renovado de los amigos que te han dejado durante un tiempo largo y que cuando los reencuentras inicias las conversaciones, con ellos, como si hubieran pasado solo unas jornadas.
Campo de amapolas blancas es nueva para mi y su autor un descubrimiento que da pie a seguir buscando su literatura por que escribe muy bien y no necesita traductor.

Seda
El contraste entre la realidad y la ensoñación te hacen sentir más allá de lo esperado, y si lo aderezamos con la sorpresa de un mundo desconocido lleno de silencio y belleza, el resultado puede ser la locura.
Alessandro Baricco nacido en Turín (1958) que con esta novela se abrió camino de la excelencia. Le ayudó a fundar una escuela o taller literario que llamo Holden como el protagonista de “El guardián entre el centeno” de JD Salinger. Escribe ensayo, teatro, hace programas sobre literatura de gran éxito en TV y graba discos con grupos musicales. ¿Quién pide más?
En Seda, sus protagonistas son el silencio, la amistad y el amor. Baricco ha trabajado mucho este texto, ha introducido novedades de construcción, como la repetición reiterada de ciertos pasajes, y que con ello nos esta contando muchas mas cosas que el itinerario del viaje desde la moderna Francia del siglo XIX al Japón hermético y silencioso, ha perfilado el contraste de dos formas del entender el mundo y como las personas se sienten afectadas por este trasvase sentimientos y sensualidad. Los vehículos utilizados son muchos por ello hemos de leer atentos.
Las miradas cruzadas de un joven comerciante europeo y la concubina bella y de dócil sensualidad, de su proveedor japonés de huevos de gusano de la seda, son el hilo que nos lleva durante toda la novela. El fervor amoroso surgido de las miradas en silencio, hacen que la novela se llene de la suave belleza de lo imposible.
La amistad que le permite seguir viajando y el amor indeleble y eterno de su esposa hacen que esta novela tenga muchas lecturas. La primera se sigue hasta el final siguiendo la trama principal, una segunda siguiendo la amistad entre el comerciante y su promotor y una tercera y mas intensa, es el amor de su esposa y la lucha callada de ella por no perderlo.
Muy buena y fácil de leer, el autor trabajó para limpiar muchas partes, en donde, seguro nos daba más explicaciones, pero opto por dejarnos la desnudez de la acción esencial y nuestra facilidad para imaginar.

Campo de amapolas blancas

Brillante prosa para acercarnos a locura de los recuerdos de aquello que quisimos y soñamos ser.
Gonzalo Hidalgo Boyal nació en Higuera de Albalat (Cáceres) en 1950, profesor de instituto y ensayista sobre la obra de su amigo Rafael Sánchez Ferlosio, es un escritor riguroso que desde Extremadura ejerce una influencia cada vez mayor en los lectores, pero siempre lejos de los círculos literarios capitalinos o barceloneses.
Paseaba por el barrio latino de Paris y crucé por el escaparate de una galería de arte y reconocí, en un cuadro expuesto, los trazos de un conocido y admirado pintor de juventud de mi ciudad de provincias, que se fue a Paris para hacer la carrera de pintor en la capital del mundo, donde nuestros idealizados maestros habían vivido y deslumbrado con su arte. Fue una de las personas mas envidiadas en mi entorno, fue valiente y se marchó a la patria de lo imposible. Nuestro sueño se cumplió en él, sus cuadros se vendían en Paris.
Todos esos enormes sentimientos desgranados, confundidos con la música, con las películas y con los amigos, marcaban nuestras “desdichadas” vidas, y que llenábamos de conversaciones sobre libros prohibidos, leídos a medias y tertuliados enteros. Todos estos recuerdos se plasman en literatura brillante en esta pequeña y hermosa novela.
No estamos ante una literatura fácil, Hidalgo Bayal es riguroso y exigente, por ello, necesitamos ser también lectores conscientes de que en 100 páginas es necesario trabajar y depurar para construir una novela redonda, el resultado es muy bueno.
Es necesario refrescar nuestra alma, con mucho hielo, ron del caribe y refresco de limón hasta llenar el vaso largo y que sean muy felices.

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