Juan Bonilla con “Prohibido entrar sin pantalones” quiere darnos a conocer a un mito, y para conseguirlo, mantiene una larga conversación con Vladimir Maiakovski.
¿Conversar con un poeta es leer sus versos?
¿Conocer a un poeta es leer sus versos?
Maiakovski, supera con su concepción de la poesía las intuiciones de conocer o conversar y el autor nos traduce al hombre, al amante, al peterpan que quiere romper los moldes de un pueblo esclavizado con sus versos como cañones.
¿Cómo se recorren los 36 años de vida de un poeta inmenso?
¿Cómo se recorre la vida del poeta de la Revolución Rusa?
¿Cómo se recorre la vida del poeta que fundó y puso a disposición de la Revolución la primera agencia de Publicidad, desde donde creció la vanguardia?
¿Cómo se recorre la vida del poeta que hizo poesía redactando la lista de los artistas buenos y malos para que Trosky eligiera a los que debían dirigir la política cultural de la revolución o fueran a parar a sus checas?
¿Cómo se recorre la vida del poeta que truena contra la monarquía por las aldeas de Rusia?
¿Cómo se recorre la vida del poeta que comprende que el cine es un medio fundamental de poesía para llegar al pueblo y extender la revolución?
¿Cómo se recorre la vida del poeta que percibe que los zares han sido cambiados por los secretarios del partido y que la aristocracia y la burguesía han sido cambiadas por los burócratas?
¿Cómo se recorre la vida del poeta de la Revolución al que le suspenden la representación de su obra teatral “Misterio bufo (1918)” “porque los obreros no la van a entender” y cuando vuelve a representarse en 1921 en contra de las presiones de los intelectuales del partido comunista, los obreros la aclaman?
¿Cómo se conoce la vida del poeta que hace poesía con la bala que le atravesará el corazón?
Aquí en está en el prologo de uno de sus más conocidos poemas:
LA FLAUTA ESPINAZO
Por todas
las que me gustaron o me gustan,
guardadas como imagen en la cueva del alma,
igual que la copa de vino en un brindis,
alzaré mi cráneo colmado de versos.
Pienso más y más
si no sería mejor poner
un punto con bala a mi final.
Hoy,
por si acaso,
doy un concierto de despedida.
¡Memoria!
Junta en la sala de la frente
en turnos incontables, mis amores.
Trasiega la risa de un ojo a otro,
adorna la noche con sartas de pasadas bodas.
Que nadie olvide esta noche:
hoy tocaré la flauta
en mi propio espinazo.
Por todas
las que me gustaron o me gustan,
guardadas como imagen en la cueva del alma,
igual que la copa de vino en un brindis,
alzaré mi cráneo colmado de versos.
Pienso más y más
si no sería mejor poner
un punto con bala a mi final.
Hoy,
por si acaso,
doy un concierto de despedida.
¡Memoria!
Junta en la sala de la frente
en turnos incontables, mis amores.
Trasiega la risa de un ojo a otro,
adorna la noche con sartas de pasadas bodas.
Que nadie olvide esta noche:
hoy tocaré la flauta
en mi propio espinazo.
Juan Bonilla (Jerez de la Frontera, 1966) recrea la vida de Vladimir Maiakovski con todos los matices posibles y con un conocimiento apasionado de su poesía, teatro, cine, de la obra grafica - los carteles de la revolución- y de las intervenciones poéticas, desgrana, cada paso de su intensa vida, utilizando la ficción y la historia para darle cuerpo a esta buena novela.
Bonilla es un autor complejo que quiere reivindicar a un poeta del que ha bebido su energía y se siente heredero del mismo abandono que sintió Maiakovski al final de su vida cuando se dio cuenta que para la elite soviética el futuro socialista solo estaba en la propaganda.
Quizá en algunos capítulos sea demasiado prolijo, pero merece la pena tener paciencia porque hay magnificas páginas.
Por ejemplo, Bonilla, con maestría, va tintando en cada capítulo de la vida del poeta, las interferencias intelectuales y afectivas de Lily Brik y su marido Osip pues comparten su vida con el poeta de la Revolución, la primera como musa, celosa amante y consejera y el segundo, consentidor de la relación, como animador/admirador del poeta leyendo sus borradores y haciéndole de editor.
Maiakovski convierte la Revolución en poesía con sus poemas de canto a Lenin, con sus carteles, su teatro y su presencia rotunda, anunciando, en todos los escenarios, al Hombre nuevo que camina hacia el Futuro socialista.
Maiakoski era ante todo un poeta futurista y que defendió enredándose a puñetazos con los simbolistas y acmeístas. Su concepción del arte era partir de cero y utilizar este para movilizar al pueblo a la acción en contra de todo lo que supusiera una mirada atrás. Con sus poemas de versos violentos y plásticos creaba un nuevo lenguaje poético que influyó en todos los movimientos posteriores. Esto lo llevó a rechazar todo acomodo, a cualquier influencia. La estética debía renovarse, la vanguardia era él y su modo de concebir el arte.
“Me arrancaré el alma,
la aplastaré
para ensancharla
y, sangrante, os la daré por bandera”
la aplastaré
para ensancharla
y, sangrante, os la daré por bandera”
Ayudándose de la correspondencia del poeta, de sus escritos, de las biografías oficiales y de los desairados comentarios críticos, en Pravda, de los burócratas que habían ocupado todos los resortes del poder, humedeciendo con sus orines los logros de la Revolución, el autor, nos construye una hermosa semblanza de un artista innovador e influyente intelectual y que sus contemporáneos, no sé si en venganza o por admiración real lo elevaron a mito, algo contra lo que luchó hasta el final.
Bonilla, esplendido en su lenguaje, novela los poemas, escribe las películas y aborrece la tiranía de Lily Bric. Comprendemos, con su ayuda, como un eterno adolescente se rebela de la única manera que sabe: hacer poesía tomando un revolver y disparandose en el corazón; ya, no puede seguir cumpliendo la misión torcida que la burocracia soviética le ha asignado, solo le queda llevar su alma al futuro.
“Jamás comprenderéis
por qué yo,
tranquilo,
entre un vendaval de burlas,
llevo en un plato el alma
al festín de los años futuros.
Por el carrillo rasposo de las calles,
resbalando como lágrima inútil,
yo,
quizá sea
el último poeta.”
por qué yo,
tranquilo,
entre un vendaval de burlas,
llevo en un plato el alma
al festín de los años futuros.
Por el carrillo rasposo de las calles,
resbalando como lágrima inútil,
yo,
quizá sea
el último poeta.”
Cuando se acerquen al libro recuerden que en la red está la poesía y la obra de Vladimir Maiakosky a su disposición, compaginando ambos la lectura será más enriquecedora.
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