martes, junio 05, 2012
ROSA CANDIDA UNA NOVELA ISLANDESA
Autor: Audur Ava Ólafsdóttir
Traductor : Enrique Bernárdez
Editorial: Alfaguara
ISBN:978-84-204-0791-3
Paginas : 297
Los calores aumentan en todos los sentidos posibles: sustos financieros, gestión miserable de los timos de las cajas, bajadas de sueldo (con excepciones municipales) y sobretodo deslealtad hacia el ciudadano que paga los impuestos.
El gran espectáculo del circo actual es que los espectadores están siendo comidos no por leones sino por los domadores, los malabaristas, los magos, los acróbatas y sobre todo por los payasos ( póngales oficio y disfraz cada uno al suyo) y los escandalosos voceros de la información se emplean a fondo para vender su opinión sobre que oficiante de la pista come mejor.
En vista de todo este montón de estupidez he escogido un libro que nos ayude a pasar este trago más suavemente, un libro que nos aleje de la decepción que nos provocan los que no son espectadores.
Audur Ava Ólafsdóttir (Reikiavik 1958) escritora islandesa que viene precedida de una gran fama, editó esta novela en 2008 y ahora se ha traducido al español por Enrique Bernárdez.
Rosa Cándida es una novela donde su protagonista el joven Arnljotur Pórir (pronúnciese átnlioutur zóurir) alto, pelirrojo y que tiene un hermano gemelo autista, inicia la búsqueda de la arcadia después de la muerte de la madre en un accidente de coche. El otro protagonista es un jardín con un invernadero en la casa que sus padres habían construido en un solar islandés de tierra volcánica y donde no crecía ni la maleza. La madre lucha contra los elementos y crea un jardín y en el invernadero se dedica a criar y crear rosas singulares.
El invernadero es su lugar y donde al protagonista les suceden las cosas más importantes de su vida acogido por su ambiente cálido y húmedo fuertemente vinculado a la madre y a todo lo que ella le había enseñado a amar.
En las conversaciones en el invernadero, entre madre e hijo nace un mito, un jardín con una rosaleda única. Él persigue su sueños y hace el viaje que es el símbolo de la iniciación y que le acerca a la amistad, a la enfermedad y al amor.
Su vida se va transformando poco a poco cada día hasta su encuentro con la rosaleda y el abad del monasterio guardián atípico del mítico jardín. La autora nos sorprende con acontecimientos descartados y nos abre nuevas realidades que transforman el curso de la historia del jardinero.
La relación con su padre crece en conversaciones telefónicas con una conexión culinaria, ya que el padre busca recrear recetas de la madre y el hijo necesita ese calor de los fogones del hogar que a través de la cocina familiar le van uniendo al padre.
Hermosa novela, tierna con un humor diferente y llena de simbolismos algunos imperceptibles. Los detalles de los monólogos interiores te acercan a un protagonista intimista y sensible acuciado por la necesidad de amar y ser amado y que busca la madurez de la independencia personal.
Me lo he pasado muy bien leyéndolo y entre las recetas que se cuecen en la novela hay una que no he probado pero que me apetece (se acuerdan de mi pelea con la caza que me regalaron) y es la que sigue:
Ingredientes: Una liebre (cuanto más grandecita mejor), 4 cucharadas de mostaza, tomillo picado, 3 cabezas de ajo, 18 cebollitas, 2 dl de aceite, 4 cucharadas de perejil picado y sal y pimienta al gusto.
Partir la liebre en dos(a lo largo) y salpimentar. Ponerlo en una fuente de horno y untar la carne con la mostaza. Espolvorear el tomillo picado y rociar el aceite.
Hornear a 210° C durante una hora aprox. A medio asado, añadimos el ajo y las cebollitas picadas.
Un buen vino de Madrid, de Colmenar de Oreja, por ejemplo el de Bodegas Figueroa es magnífico para acompañar a liebre a la mostaza.
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