Los suizos ese pueblo que se ha mantenido neutral durante siglos, donde conviven tres lenguas oficiales sin dejar de ser la misma nación, ni utilizar la lengua propia de su tierra, como arma contra los otros habitantes suizos, merece un respeto sincero.
Utilizan el referéndum como consulta para tomar decisiones sobre cualquier cosa que pretendan confirmar o cambiar, siendo algo habitual y en algunos cantones se hace a mano alzada.Durante años este sistema fue la envidia de muchos de los progres que queríamos cambiar las cosas, la asamblea, el pueblo es soberano y en Suiza lo demuestran.
Ahora han realizado un referéndum donde han decidido que no quieren que se construyan más minaretes - torres desde donde los religiosos al cargo de la mezquita llaman a la oración- es decir desde donde la voz del muecín llama cinco veces al rezo a los creyentes. En nuestro país hacen sonar las campanas católicas con el mismo objeto.
Esto ha tenido una reacción asombrosa y rápidamente ciertos sectores, que se llaman así mismos progresistas, se han puesto a levantar palabras para abominar de la decisión del pueblo soberano suizo, argumentan consecuencias irreparables sobre la libertad religiosa en Europa y la libertad de credo en los países musulmanes y otras posibles reacciones, y sin embargo el respeto al voto de la mayoría es la primera regla de la democracia y de nuestra cultura política europea.
Desde mi laicismo practicante, opino que no han coartado la libertad religiosa, se podrán seguir construyendo lugares de oración donde quieran, pero sin alminares ¿muy grave?.
¿Quitar los crucifijos de las escuelas o belenes de lugares públicos, no es lo mismo?, es decir, impedir coaccionar al ciudadano con símbolos religiosos.
Las declaraciones sobre las consecuencias, mi respuesta ante esta advertencia (uno de los que han advertido ha sido el Vaticano): cada pueblo ha de asumir sus decisiones para eso son soberanos.
Los medios suizos se asombran y se rasgan la vestiduras ¿no sería que consideraban ganado el refrendo sobre los minaretes y no le dieron la importancia adecuada?
No será que es acertado pensar que en ciertas sociedades modernas existe una diferencia entre la opinión pública y la opinión publicada y que las sorpresas están pendientes de una campaña adecuada y un problema social candente.
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