miércoles, febrero 27, 2013
Intemperie de Jesús Carrasco
Autor: Jesús Carrasco
Fecha de publicación: 17/01/2013
ISBN: 978-84-322-1529-2
Páginas: 224
Editorial: Seix Barral, Biblioteca Breve
Jesús Carrasco (Badajoz 1972) publica su primera novela y en la Feria del Libro de Fráncfort le llueven a su editorial elogios y compras de derechos para editarlo en otras lenguas y países.
Estos hechos tiene tres posibles explicaciones: una buena campaña comercial, un buen libro o un libro con una historia y un estilo que se ajusta a la moda.
Creo que se ajustan las tres para definir el éxito de la novela, pero en un orden diferente, es un buen libro: bien escrito con un punto barroco en algunas páginas, y una plasticidad en sus descripciones tanto del entorno como de los personajes que hacen que la sed, la desconfianza o la indignidad nos lleven a buscar calmarlas con la lectura continuada. Un buen dominio del vocabulario rural, para lo que no está mal tener un útil para apoyarnos y enriquecernos. Diálogos cortos, escuetos, escasos, pero referentes de la sobriedad, la sequedad áspera como la de esa naturaleza que no deja lugar para la sombra sino cuando anochece.
Los traductores van a sudar.
Un libro con una historia y un estilo que se ajusta a la moda: Cuenta una historia que nos pone el alma a la Intemperie. Los protagonistas son: la sequia y un niño de 10 años que huye de su casa, de su pueblo, de su padre y también de la sed y del hambre y en ese caminar perdido se cruza con un cabrero que lo acoge en su rebaño. La falta de salidas, de agua y recursos los condena a la debilidad pero la dignidad y el valor surgen, donde todo falta, convirtiéndolos en héroes sin querer.
Y esta novela entra en la moda de libros con historias difíciles pero llenas de la poética de la aridez de los paisajes y de los sentimientos, superadas ambas por las gotas de ternura del gesto mínimo que se oponen con tenacidad a una maldad desbordante.
Una buena campaña comercial: el impacto de Cormarc McCarthy y su novela La Carretera llevan a sus editores a compararlos, por las similitudes en la sequedad del lenguaje empleado y por la impiedad y soledad que tanto la naturaleza como las amenazas empujan a los protagonistas de ambas novelas. El autor se deja querer y no rechaza las referencias y nos ofrece también a Delibes como referente de paisajista y de manejo del protagonismo del entorno natural en la historia de su libro.
Lo mío fue más simple me lo recomendó un amigo, Julián, con el que estoy preparando la segunda Caminata Manriqueña para el 20 de abril y que es un magnifico lector mañanero.
Muy recomendable, tanto como las verduras a la plancha que hice el domingo para unos amigos: tiras de pimientos rojos de asar, espárragos verdes, medios champiñones, cuartos de alcachofas verdes y mitades de cebolletas tiernas (léase Calçots para los modernos) acompañando a un vacio en tiras, todo cocinado, con la plancha muy fuerte, con sal y aceite y potenciando todos los sabores con un buen ribera crianza Montevanos tempranillo-merlot, ahijado por mi querido amigo Carlos de la Serna.
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